lunes, 21 de junio de 2010

Empiezan los cuidados

Con mi abuela en la casa, extremamos los cuidados. Conseguimos silla de ruedas, una ida al baño era una odisea, la llevábamos por la mañana y por la noche, porque ella se quejaba de dolor, además del riesgo que cada movimiento implicaba, como lastimarla, que se golpeara, sostenerla.
Temíamos que se nos cayera en cualquier momento, corrimos la cama hacia la pared, pusimos muebles a su alrededor para evitar que se volteara y se cayera.
Recordemos que ella ya no coordinaba los movimientos.
Y las medicinas la habían sumergido en un letargo que la mantenía dormida; epamin que es para evitar las convulsiones, le producía mucho sueño, los antibióticos, entre otros medicamentos.
La comida, este es un capítulo aparte, una actividad que necesitaba de mucho tiempo y paciencia, como alimentar a un bebé. Rogarle para que comiera, decirle que abriera la boca, cuidar que no se ensuciara.
Por eso cuidar a un enfermo de alzheimer, necesita una gran dosis de paciencia y cariño. Adjunto videos de esta etapa.

Días de angustia

En la UCI, ella se encontraba conectada a respiradores, monitores y toda clase de "tubos" que la ayudaban a mantener con vida.
Los médicos nos decían que se encontraba muy delicada debido al edema pulmonar que había sufrido, esto sumado a que era un paciente recién operado y su avanzada edad, la hacían más vulnerable.
Afortunadamente todo trascurrió bien y en dos días estaba fuera de peligro, en la comodidad de una habitación. Aquí ya podía recibir visita de toda la familia, sentirse cómoda y recibir comida.
No sobra decir que primera noche no dormí, que tal que me pasara lo mismo de la vez pasada? aún me sentía culpable. Las enfermeras entraban cada hora, me despertaban, la vigilaban, to,aban su presión y signos vitales y continuaban.
Así pasamos 6 días, hasta que el doctor Olave, el neurocirujano que la operó, decidió que lo mejor era regresar a casa.
Ahora todo depende de su recuperación

viernes, 8 de enero de 2010

Se nos complicó la operación



Pasó muy buena noche, incluso habló frases muy coherentes.
Ese día estaba con oxigeno, comió dieta blanda, todos la acompñamos y la cuidamos.
Por la noche, tomó sopa y puer´de papa, todo iba bien.
me senté en la silla para cuidarla, pero en la madrugada me despertó los ruidos que hacía, la vi sobresaltada, moviéndose de forma extraña, llamé a las enfermeras inmediatamente, para ver que era. Dios mio, tenía una convulsión. que miedo!
Se la llevaro nde una para la UCI, unidad de cuidados intensivos, lo que ella tenía era un edema pumonar , ocasionado por un alimento que no pudo procesar, unido al mal funcionamiento de los pulmones en ese momento. Tan débil que estaba para sufrir ahora un edema.
Me fuí a la UCI, empaqué mis cosas, me sacaron de la pieza literalmente, yo estaba pagando una clínica muy costosa como es la de Colsánitas y me sacaron de la pieza porque yo no la iba a usar más por el momento. Me sentí que estaba de caridad.
Pasé la noche más larga de mi vida, fué horrible, me sentía mal por haberme dormido, me confié en que estaba bien. Que rabia! podía haberlo evitado.
Bueno, llamé a toda la familia y empezamos a rezar por ella.

Llegó la campanada de alerta


Con el deterioro de mi abuela, empezó a sufrir de mareos y vértigos, se mareaba y no controlaba sus movimientos, hasta el punto de caerse. Casi siempre se daba en la cabeza, que dolor tan horrible! por eso empezamos a llevarla entre dos personas.
Decidimos tomarle una escanografía total, y sorpresa! tenía un hematoma subdural muy grande que le estaba desplazando el cerebro hacia un lado. Por eso le daban esos dolores de cabeza tan fuertes! Nosotros que pensábamos que sólo con un dolex se le calmaba. Habíamos pedido cita con un neurólogo que era una eminencia en Cali, el dctor Hernánez, pero el tenía cita para dentro de un mes, por eso decidimos llevarla de urgencia, a ver que se podía hacer.
Llegó el Doctor Olave, que aunque nunca lo había escuchado, resultó ser un gran cirujano. El nos recomendó operar inmediatamente, porque lo que me mi abuela tenía era una bomba de tiempo, en cualquier momento estalla y podía quedar commo un vegetal. No dió mucho susto porque ella tenía 88 años, es muy frágil y no sabíamos como respondería. A las 7 pm la internaron en la sala.
me tocó firmar unos documentos donde yo reconocía los riesgos que tenía la operación, sentía que la estaba entregando sin saber si regresaría.
A las dos horas nos informaron que estaba en cuidadosintensivos, la psaron a a la habitación, muy repentino pienso yo; cuando la vi me dió mucho pesar. Estaba rapada media cabeza, por ahí fue donde hicieron la incisión para extraerle la sangre.
Entonces yo decidí quedamr para cuidarla, cabe decirque no dormí nada